16/7/2025

Universidad y empresa: cómo acortar la brecha a través del emprendimiento

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En un entorno cada vez más interconectado y desafiante, el vínculo entre universidad y empresa se revela como un puente imprescindible. No solo para dinamizar el mercado laboral, sino también para potenciar la capacidad de innovación desde el origen. Universidades y corporaciones comparten el reto de formar talento adaptado a contextos reales, capaces de impulsar proyectos con impacto. La pregunta es: ¿cómo cerrar esa brecha de la que muchos estudiantes se quejan? La respuesta, cada vez más probada, es a través del emprendimiento colaborativo.

Programas como Santalucía Impulsa Universidades crean ese espacio donde las ideas pueden desplegarse, combinar el rigor académico con el dinamismo empresarial y aplicar metodologías como design thinking. Estas iniciativas permiten que estudiantes trabajen sobre casos prácticos, participen en hackatones, reciban mentoría corporativa y, en algunos casos, incluso presenten sus soluciones ante la dirección de la compañía.

Este enfoque learning by doing, saca el emprendimiento del libro de texto para bajarlo a tierra, donde hay clientes, limitaciones y oportunidades por descubrir. Al mismo tiempo, las empresas acceden a talento fresco, con energía y ganas de explorar, enriqueciendo su propia cultura corporativa.

Por qué emprender junto a la universidad transforma a todos

Para la empresa, colaborar con universidades supone anticiparse. Permite observar tendencias, nuevas tecnologías y perfiles en formación. Es una forma de activar la innovación abierta, enriquecida con visión académica, empuje estudiantil y énfasis en metodologías ágiles.

Para la universidad, supone dar a sus alumnos la oportunidad de validar ideas en escenarios reales, aprender a colaborar con profesionales y acceder a mentoría directa. El resultado: egresados más preparados, proyectos que pueden escalar y una conexión más tangible entre lo que se enseña y lo que se necesita en el mercado.

Para el estudiante, vivir un proceso de intraemprendimiento en un entorno corporativo, pero con espíritu startup, representa una experiencia de aprendizaje irreemplazable: convive con realidades de negocio, aprende a iterar soluciones con mentores y siente el impacto de su contribución.

Los ingredientes clave para acortar la brecha

  1. Metodologías ágiles y prácticas reales. Usar design thinking, prototipos rápidos y validación con usuarios permite generar soluciones más relevantes. Iniciativas como el programa de Santalucía Impulsa enseñan estas prácticas a estudiantes y empleados por igual. 
  2. Mentoría corporativa y conexión estratégica Involucrar a mentores de la empresa que orienten, desafíen y acompañen. Santalucía facilita esta conexión a través de su ecosistema de innovación, vinculando talento interno, externo y universitario.
  3. Estructuras formales de colaboración. Todas las ediciones previas de Santalucía Impulsa Universidades demuestran que la vinculación estructurada, con plazos, entregables, evaluadores y demodays, genera resultados tangibles y sostenibles.
  4. Espacios físicos de innovación. El LAB y el Campus de la compañía albergan sesiones, talleres, hackatones y encuentros entre universitarios y profesionales, activando sinergias reales.
  5. Continuidad y seguimiento. No basta con los momentos puntuales. El seguimiento, la visibilidad de los proyectos y su eventual transición a incubación o aceleración son clave para consolidar el impacto — como ya ocurre en nuestros programas de intraemprendimiento. 

El futuro está en la conexión real

Universidad y empresa no ocupan plataformas separadas, sino espacios complementarios donde se libra la batalla por el talento del futuro. Quienes generen plataformas que permiten prácticas reales, mentoría permanente y escalado de ideas logradas en etapas tempranas estarán dando un paso estratégico hacia una innovación significativa y sostenible.

Santalucía Impulsa Universidades es un ejemplo de esa conexión: ofrece a alumnos y universidades la oportunidad de transformar el conocimiento en soluciones tangibles para el sector asegurador, permitiendo combinar lo académico con lo empresarial, desde una visión humanista y pragmática. 

Porque, al final, la brecha universidad-empresa no se cierra con discursos: se cierra creando puentes reales, con emprendimiento, acción práctica y colaboración constante.