Creatividad, innovación y emprendimiento

Cómo se relacionan la creatividad y la innovación con el espíritu emprendedor

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El pasado 21 de abril celebramos el Día Mundial de la Creatividad y la Innovación con el fin de concienciar del papel que juega la creatividad en el desarrollo humano. Dos conceptos que cada vez cobran más relevancia en cualquier sector, ya que han transformado por completo la forma de emprender, trabajar, dirigir una empresa, liderar un equipo, etc.

En Santalucía Impulsa, como ecosistema de Emprendimiento e Innovación Abierta del Grupo Santalucía, somos conscientes de que la creatividad y la innovación, además de la formación, los avances tecnológicos y la transformación, son las que dotan a los emprendedores de las competencias y habilidades que permiten idear, crear y dirigir empresas exitosas. Pero ¿cómo se relacionan la creatividad y la innovación con el espíritu emprendedor?

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El primer paso para un emprendedor es, casi siempre, una idea nueva. La idea de un producto o servicio que los consumidores necesitan, pero que el mercado todavía no ofrece. A partir de esa idea surge un concepto concreto, y de él sale el proyecto real, la empresa. Todo este proceso comienza con la creatividad, y la creatividad, a su vez, requiere de la innovación. ¡Veámoslo en profundidad!

La creatividad y el emprendimiento

La creatividad es una de las cualidades más naturales en la mayoría de los seres humanos; no obstante, es la base para cualquier emprendedor. El proceso creativo debe estar presente desde el inicio y concepción de un negocio, ya que es lo que permitirá su diferenciación de la competencia. De hecho, la lluvia de ideas y los mapas mentales son los dos métodos principales en los que se puede utilizar la creatividad para obtener ideas.

Pero no hay que confundirse, la creatividad no solo es útil durante la fase inicial de un negocio. También se debe hacer uso de ella para crear la imagen de marca, definir las estrategias de marketing, encontrar soluciones a los problemas que puedan surgir, consolidar el equilibrio en el equipo…

En definitiva, se trata de la semilla que, si se planta bien, germinará en un producto o servicio con un gran valor agregado y cosechará grandes éxitos en un nicho de mercado. Así que, sí, hablamos de uno de los requisitos más importantes para conseguir la eficacia.

La innovación y el emprendimiento

La innovación, en cambio es una modificación que añade un nuevo valor a una idea, producto o servicio ya existente. Muchas ideas de negocio dentro de una empresa ya consolidada son innovaciones, pero sobre productos creados anteriormente.

Es importante centrarse en ese valor añadido de la innovación ya que, para crear una mejor versión que sea exitosa, el cambio tiene que ir en consonancia con la transformación del mercado y con las necesidades de los clientes actuales y potenciales.

Por lo general, la innovación es una respuesta a los cambios en el mercado o a los avances externos, por lo que resulta tremendamente útil a la hora de adaptarse a los cambios y encontrar novedades que mejoren la estructura empresarial.

Además, el concepto de innovar cobra ahora más relevancia que nunca si se tiene en cuenta la sociedad de constante cambio en la que nos encontramos, con avances tecnológicos que se producen constantemente.

¿Cómo se relacionan la creatividad y la innovación?

Llegados a este punto y entendidos ambos conceptos, llegamos a la conclusión de que la creatividad sin innovación representa una idea más en la cabeza de un emprendedor, que probablemente no será llevada a cabo.

Y la innovación sin creatividad simplemente es emprender un proyecto que no marcará la diferencia, no ofrecerá ningún valor agregado y, por supuesto, no tendrá ese aspecto diferencial frente a la competencia que le lleve a alcanzar el éxito.

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La creatividad y la innovación: ¿son innatas o se trabajan para emprender?

Por tanto, aunque haya quienes piensen que creativo e innovador se es o no se es, lo cierto es que ambas son habilidades que pueden trabajarse. Incluso es habitual que los niveles de creatividad se desarrollen con la formación adquirida. Aun así, actividades como la lectura y la escritura creativas, la elaboración de mapas mentales o simplemente la observación pueden ayudar a expandir la creatividad.

Eso sí, hay que recalcar que la innovación y la creatividad desempeñan un papel importante en el éxito potencial de un empresario, pero para ser un buen emprendedor se necesitan otras habilidades prácticas. La organización, la mentalidad analítica o la capacidad de trabajar en equipo son algunas de ellas.

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