¿Cómo desarrollar una estrategia de innovación en tu startup?

A diferencia de las grandes corporaciones, una startup ha de tener en su ADN una estrategia de innovación si quiere sobrevivir y “codearse” con las grandes multinacionales.

Los procesos de innovación en una startup han de estar totalmente alineados con la estrategia empresarial, y en algunos sectores, la estrategia empresarial es la que se adapta a la estrategia de innovación.

En definitiva la innovación debería ser parte de la cultura de una startup y un elemento diferenciador.

Dicho así, parece que una startup debe tener un departamento de I+D, un Director de Innovación y unos recursos tecnológicos vanguardistas, pero en realidad la innovación no va de esto.

La innovación no se genera solo con tecnologías disruptivas ni con productos de diseño, si no que las estrategias de innovación pueden ir más allá e implementarse dentro de las diferentes áreas de la empresa y de sus procesos. Al fin y al cabo, la última función de la innovación es la de crear mecanismos de valor para que la empresa pueda ser más competitiva, y esto se puede aplicar tanto en el lanzamiento de un nuevo producto, como innovando dentro de un proceso clave de la empresa.

Por eso, la estrategia de innovación en una startup que se encuentra en sus primeras fases, se puede implementar sin dejarse muchos recursos. Por ejemplo, hasta hace un tiempo, Google dejaba a los empleados un 20% de su tiempo para trabajar en proyectos propios y como resultado de esta estrategia de innovación nació Gmail.

Para planificar una estrategia de innovación, es importante tener en cuenta varios factores:

– La estrategia de innovación debe tener unos objetivos claros, se debe saber por qué se quiere innovar y qué repercusiones tendrá la estrategia dentro y fuera de la empresa.

– El proceso de elaboración de la estrategia tiene que ser abierto, es decir, tiene que tener en cuenta a sus trabajadores, clientes, asesores externos, colaboradores, no clientes, etc.. No hay que descartar ninguna suposición.

– Sólo la práctica sistemática de la innovación garantiza el éxito. Es muy difícil obtener resultados innovadores si no se trabaja sobre ellos constantemente.

– Cuanto mayor sea el riesgo asumido en la estrategia de innovación, mayores serán las recompensas.

– El control de los proceso de innovación ha de venir determinado por el cumplimiento de hitos. Aun así, siempre llegará un punto en el que se deberá dar “un salto de fe” y creer en el proyecto sin tener una certeza absoluta de sus resultados.

Lo normal en cualquier empresa es pensar primero en ser eficientes antes que en innovar, y esto tiene todo el sentido, pero hay que tratar de ver la innovación dentro de la empresa como un factor de mejora en todos los ámbitos, costes, procesos, servicios, calidad, etc…

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