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La felicidad como modelo de negocio

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Un factor que mejora la productividad y el compromiso de los trabajadores es la felicidad. Pero, ¿puede convertirse en una estrategia de negocio para alcanzar el éxito? ¿Cómo consiguen las empresas el compromiso y el bienestar de sus empleados? Hoy hablamos de la felicidad como motor de cambio de la cultura empresarial.

Martin Seligman, principal impulsor y padre de la psicología positiva, habla de cinco elementos fundamentales que contribuyen a la felicidad, entendida como un factor más tangible, humano y saludable, mediante el conocido modelo PERMA.

P = Emociones positivas (Positive Emotions)
E = Entrega (Engagement)
R = Relaciones positivas (Relationships)
M = Significado o propósito de vida (Meaning)
A = Logros o metas cumplidas (Achievement)

Este psicólogo toma nociones de la felicidad, ligadas a teorías modernas sobre la motivación, e invita a encontrar el equilibrio entre las emociones positivas y negativas: priorizar lo bueno frente a lo malo. 

Cuando prevalecen las emociones positivas, somos más productivos, empáticos y flexibles, más proclives a aprender y a mejorar nuestras habilidades y estamos más abiertos al cambio, por tanto, hay un mejor desempeño en las tareas. Se trata de pensar y actuar de una manera constructiva y de mirar con optimismo hacia el futuro.

A mayor felicidad, por tanto, se aceleran los procesos creativos y de innovación y, a largo plazo, esto reporta mayores beneficios: se afianzan las relaciones interpersonales, se mejora el trabajo en equipo, se genera el reconocimiento interno, se retiene el talento y hay una mayor adaptación y flexibilidad ante imprevistos y retos que puedan surgir.

Los empleados felices y motivados ayudan a las organizaciones a conseguir más clientes satisfechos, ya que se convierten en buenos embajadores de la marca o servicio y este impacto positivo se traduce en un mejor trato, en mayor empatía, en una mejora  de la calidad de sus productos y en ofrecer experiencias más positivas y transformadoras. Esto nos permite superar las expectativas del cliente, que recibe más de lo que espera.

Además, esta idea de felicidad compartida, que a priori puede parecer algo muy remoto e idealista, va más allá de generar dinero y alcanzar los objetivos. Se trata de crear el clima idóneo entre trabajadores y fomentar el bienestar en un entorno adecuado y adaptado a sus necesidades. 

Las empresas que compiten por atraer el mejor talento, tienen que situar a las personas en el centro de sus estrategias y ser capaces de generar valor y confianza con el fin de ser más éticas, sostenibles y humanas. Son conocidos algunos casos de multinacionales como Virgin, Google, L’Oreal o Room Mate, entre otras, que han incorporado la felicidad como eje fundamental de su cultura corporativa y en la actualidad se sitúan en el ranking de las empresas más felices para trabajar.

Recientemente, Kike Sarasola, fundador y presidente de Room Mate Group, centró su ponencia en South Summit 2019 en la idea de felicidad como sinónimo de rentabilidad y en situar a las personas como punto de partida de cada innovación del grupo. El modelo «Happitality» se basa en hacer más placentera la estancia de sus huéspedes; mientras que el ejemplo de fidelización de los empleados, traducido en más tiempo libre y en medidas de conciliación, les está reportando beneficios como una mayor efectividad y un fuerte orgullo de pertenencia hacia la empresa.

En resumen, la felicidad es clave para el éxito de una empresa ya que genera rentabilidad, incrementa la productividad y amplía la satisfacción de todos. Ser feliz puede acabar convirtiéndose en un hábito y en nosotros está poder consolidarlo. 

¿Tú ya lo aplicas en tu día a día?

 

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